Arte y Vida

Arte y Vida

sábado, 18 de diciembre de 2010

Me retiré del teatro porque los espectadores me molestaban.

¿Por qué quiero ser actor? Porque desde que soy pequeñito, es algo que he llevado encima. Y gracias a la vida he llegado a concebirlo como algo indispensable para mí, un sueño, otra realidad, otro aquí y ahora... Porque encarnar a un personaje absurdo es justo lo que me falta en la vida. Porque ese olor a teatro, esos nervios antes de salir a escena, esa inquietud de no saber qué va a pasar, esa niñez, etc. es algo que también me falta en la vida. Y por muchas cosas más, infinitas. Entre otras, porque sueño estar en un escenario rodeado de mil butacas a mi alrededor, una sensación que alimenta el alma...

Me encantaría hacer teatro de calle, claro que sí. Me encantaría rodar una película, claro que sí. Me encantaría trabajar en Port Aventura en Halloween, claro que sí. Todo lo que conlleve teatro es algo muy deseable. Pero hacer teatro justo en un teatro es, como he dicho, una sensación mágica. Cuando pisas camerinos, bastidores, patio de butacas, escenario, etc., respiras un aire mágico. La cuestión es que estoy empezando a ver un problema en esto.

¿Por qué narices tengo que pagar 35 euros para ir al teatro? ¿Descuento para estudiante de arte dramático (que menos)? NO. ¿Descuento por carné joven (que menos que fomentar el teatro a esta edad)? NO. ¿Descuento por ser jubilado? NO. ¿Descuento por ser un pobre económico amante de la cultura? NO.

¿Qué broma es esta? Desde luego que la práctica teatral no es algo precisamente barato pero, ¿35 euros por una obra de teatro? Luego nos quejamos de que el teatro está decayendo, de que el cine ha sido su sustitutivo, de que al teatro van cuatro gatos... ¿Que narices es más preferible, cuatro gatos que pagan 35 euros por una obra de teatro o 100 gatos que pagan 10 o 15 euros? El resultado económico viene a ser el mismo. Y es que hay modos de acabar con semejante brutalidad. Porque no hago más que escuchar: "Joder, no puedo ir al teatro porque no tengo dinero, pero me encantaría ir a ver esto." Es decir, existe gente que quiere pero que no puede.

Claro que hay diferentes localidades y, por lo tanto, diferentes precios. Pero, ¿35 EUROS? No quiero ser actor para que me vean cuatro gatos adinerados que además, luego, son los que menos valoran. Cuatro gatos que pasan por tu lado mirándote por encima del hombro porque con sus mejores etiquetas van a sentarse en primera fila. Y tú, por pobre, a la cazuela. Sinceramente, es que me molesta. Es increíble que a estas alturas haya tanta desigualdad social. ¿De quién depende esto?

Y es que 35 euros para ir a ver una obra de teatro es una bestialidad. Ir a verla decentemente, digo. Porque por poder, puedes pagar 7 euros y adentrarte en la profundidad del gallinero (sí, hace cinco siglos en el peor sitio se situaba lo más desprestigiado, "gallinas". Actualmente, visto lo visto, también.). "Sentado" allí en la última fila, casi rozando el techo con la coronilla y, para más inri, en el lado izquierdo, girando tu cabeza 90º durante hora y media sin poder apoyar la espalda, por supuesto, para poder alcanzar más visibilidad. Hora y media queriendo irte a casa porque no ves más que mitad de la escena, porque te duele la espalda, el cuello y los pelos de las pestañas y porque escuchas gracias a los altavoces que tienes a ambos lados de las orejas.

Joder, para esto me voy al cine. O me quedo en casa viendo Física o química.

Y luego, como he dicho, la cultura escasea. Y nos quejamos...

Sergio

1 comentario:

  1. Ya ves, se quedan en el "subimos los precios porque viene poca gente". Y luego es que ni promocionan las obras ni nada, sólo el que tiene verdadero interés se informa, y si dieran un poco más de información (en plan película de cine) la cosa cambiaría...

    Es una putada, sobre todo para gente como tú y como yo, pero tendrán que darse cuenta tarde o temprano, porque cada vez la gente va menos, y al final terminará desapareciendo.


    Un beso, pequeño.

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