Arte y Vida

Arte y Vida

sábado, 18 de junio de 2011

No hemos aprendido a vivir.

Hablaré hoy de una de las figuras más emblemáticas dentro del marco español. Un hombre ejemplar. Un hombre que aboga por todas y cada una de las personas que, inconscientemente, se están dejando llevar a la catástrofe. Hablo de José Luis Sampedro, un gran humanista, escritor y economista de nada menos que 94 años.

Dejándome llevar por internet, caí en uno de sus múltiples vídeos. Ya conocía a Sampedro, entre otras cosas porque es el escritor de La sonrisa etrusca, obra de la que ya hablé hace un tiempo. Pero no lo conocía tan a fondo. He de reconocer que me llenó de ilusión y alegría escuchar algunas de sus palabras. Palabras graves. Pero tranquilizadoras, a la vez.

Tomaré palabras de Sampedro cuando dice que el ser humano no ha sabido aprovechar la técnica, la cual nos ha aportado una enorme evolución aparente. No práctica, sin embargo.

"La sociedad se está infartando", nos dice junto a Valentín Fuster, quienes han escrito un libro a la par, La ciencia y la vida, imprescindible desde mi punto de vista. No obstante "lo que más me preocupa no es que esta sociedad entre en infarto. Lo que más me preocupa es el sistema extrañamente pasivo en el que está entrando la sociedad. Los niños ya no corren, solamente miran las computadoras, están continuamente con los teléfonos móviles y juegos electrónicos o frente al televisor. Se está configurando una sociedad que no se mueve, una sociedad en la que te consumes sin tan siquiera darte cuenta de ello. El problema es, ¿cómo invertir los términos? Quiero decir, cómo volvernos nuevamente activos. Debemos reflexionar sobre esto, sobre cómo llevar a cabo esta inversión". Palabras de Fuster.

Llevo hablando de pasividad desde hace mucho tiempo. La sociedad ya no se preocupa por las cosas verdaderamente humanas. La sociedad ahora sólo se preocupa por: política (donde incluiré "economía"), programas del corazón y fútbol. Y no está mal, claro que no. El problema llega cuando estos intereses pasan a ser el centro del individuo pues, como consecuencia, se descentralizan los demás, desaparecen entre un mar de humo.

Los más jóvenes, como dice Fuster, ya no se interesan ni en el fútbol o la política, lo cual podríamos denominar como espectáculos más o menos activos. Se interesan por el sofá y la televisión, o el sofá y el ordenador, o el sofá y la "últimaconsolaquesehasacadofíjatetúquéguay". Y es un problema a reconsiderar bastante grave.

¿Cómo te atraves, Sergio, a hablar de espectáculo en política? Miren, señores. Sé poco de política. Pero considero a esta como un elemento gravemente deshumanizador. Deshumanizador en cuanto a privatizador de los caracteres humanos, en cuanto a alienante y en cuando a desvirtuador de la esencia del individuo como colectividad. La política es un invento artificial. Necesario, quizá, pero artificial. Qué triste, pienso yo, que sea uno de los grandes móviles del ser humano.

Colectividad. Genial palabra. Lástima que Sampedro nos avise de que "estamos divididos deliberadamente para que seamos menos eficaces. La civilización moderna trata de individualizarnos y decirnos: usted es un individuo, usted es el rey de la creación, usted elija, usted tiene derecho, usted tiene libertad. Si aquí se reunieran todos los jóvenes, pero todos, podrían hacerse grandes cambios. Pero no se harán, porque los del PP harán lo que les dicen, y los del PSOE harán lo mismo". Uno de los grandes problemas, creo yo, del fabuloso movimiento del 15-m.

No profundizaré más sobre este tema porque no considero que deba ser de especial atención en este blog. No obstante, sí creo necesaria una "contaminación" del mismo. Luego explico esto.

Y es así como, por consiguiente, vivimos altamente ensimismados. Vivimos o bien por mi "wiifabulosa", o bien por mi "belénestebanfabulosa" o bien por mi "partidopopularfabuloso". Qué desgracia.

¿Podríamos decir, entonces, que no somos ya sino puros personajes trágicos encaminados al desastre? ¿O hablamos, por el contrario, de un drama al que se le puede dibujar un bonito final? ¿Cuál es la solución y quién la tiene?

El desastre humano y ecológico que muchos expertos prevén está muy cerca. Es curioso que los grandes desastres naturales percibidos en los últimos 10 años vayan en aumento. ¿Quizá se nos está avisando de algo?

Sampedro nos dice, como bien yo opino desde hace tiempo, que la solución está en volver al origen. Lo vamos a hacer por la fuerza tarde o temprano. ¿Por qué no rectificar ahora todos nuestros excesos moderadamente? ¿Por qué no salimos de nuestra preciosa burbuja y nos damos cuenta de una puñetera vez de todo lo que está pasando? El rió está a punto de caer por la cascada.

El arte nos ayuda, en la medida en que se puede, a dejar de ensimismarnos. Es necesaria una contaminación, creo, de todo oficio. Una "contaminación" para despertarnos mutuamente. Incluso en el arte. Sólo para que, una vez despiertos, podamos volver a ensimismar cada uno de los oficios.

Aquí os adjunto uno de los vídeos de Sampedro, aunque os animo y reanimo a que veáis más.

Y aprendamos a vivir ya. Ya va siendo hora, ¿no?

Sergio

domingo, 5 de junio de 2011

Cuando pienso en mi vocación, no le temo a la vida.

Es cierto.

Así me despido de mi primer año de carrera. Bueno, así se despidió mi profesor Carlos. Bonito final, ¿no?

No me quedaría tranquilo si hablara únicamente de "carrera". Esto es más que una carrera. Ya le decía hace un tiempo a Carlos que si cuando llegue a cuarto voy a saber hacer lo que hacen mis compañeros, siento que tengo algo muy grande entre las manos. Algo que pesa mucho, por cierto. Pero es un peso muy cómodo. A veces, claro. No siempre.

Y es que ha sido un año excelente, a la vez que difícil. Cada día me he encontrado con inmensas barreras que saltar. Y a veces las saltaba y me encontraba detrás grandes paraísos. Pero otras no las saltaba, y me quedaba atrapado a mitad. O las saltaba y encontraba otra más grande y fea. Pero hombre, ¡no hemos de dejarnos abandonar solo porque una barrera grande y fea nos impida el paso! Cuánta razón tenía Carlos cuando me decía que "el camino que se tiende ante nuestros ojos es como una alfombra que se desenrolla poco a poco [...] y que de un error o un mal día se le da una patada más fuerte a esa alfombra que haciéndolo bien".

Agradezco profundamente todo lo aprendido. A mis compañeros y, sobre todo, a mis profesores. A algún designio divino, quizá, por haberme traído hasta aquí.

Y es que es ahora que he terminado este primer camino cuando veo claramente todo lo que he recorrido. Y veo paraísos y barreras. Y muchas cosas. Pero, ¿qué gracia tiene llegar a una meta si no disfrutamos de la caminata?

No cambiaría ni un segundo de todo el tiempo que he pasado "entre bastidores", ¡o incluso en escena! Ni uno sólo. Soy más que afortunado de tener lo que tengo. De llevar ese algo tan pesado entre las manos con el propósito de hacer algo grande, muy grande. Un algo del que todo el mundo sea partícipe. Y hacer que ese algo, se convierta en otro algo mucho mejor...

Sí, amados amigos. Sueño. Me encanta soñar. Ahora que puedo, que estoy entre bastidores. Porque cuando salgo a escena, todo va tan rápido que no tengo tiempo para hacerlo.

Porque el teatro me está enseñando a hacerlo. Me está enseñando a ser mejor persona. O intentarlo, al menos. Me está enseñando que el proceso, o camino, o alfombra, es lo más bonito que hay en la vida. Que el final no existe, porque no hay final (¡Y es magnífico!, me decía Carlos). Y que escuchar lo que pasa mientras camino, hace que crezca. Que crezca como persona, como ser humano. Como ser.

Soy lo que soy. Y ojalá pudieran el resto de seres ser lo que son. Ojalá pudierais ser partícipes de lo que estoy siendo yo. Porque es una cosa muy bonita, de verdad. Mucho.

Luchad por vuestro camino. Pero no os olvidéis de luchar por lo que os rodea. Que no es poco.

Y gracias por esta oportunidad. Gracias...

Sergio