El arte, o te apasiona o te horroriza, pero nunca te deja indiferente.
Como ya he comentado en anteriores actualizaciones, el tiempo del que dispongo actualmente para actualizar el blog es reducido. No obstante, no sólo son éstos los motivos que me retraen a no escribir en el blog. Todas mis grandes preocupaciones actuales se resumen en una sola palabra: frustración.
Arte Dramático, una carrera para tontos. Una carrera para tontos que requiere un compromiso y una implicación personal tanto física como psíquica muy alta. Más que alta, y más en fechas tan señaladas. Y más que el agobio constante de proyectos, trabajos y exámenes a la vista, mi preocupación principal enfoca hacia otro punto: ¿dónde queda la ilusión, las ganas de crear, el amor hacia el trabajo, la auto exigencia y la creación de un cuerpo totalmente (y digo totalmente) volcado a un duro y arduo trabajo? ¿Dónde quedan esos principios que ya Stanislavski nos contaba en su Ética teatral y que, no hace mucho tiempo, regían mi felicidad y mis ganas de avanzar en el trabajo? ¿POR QUÉ mi trampolín se ha vuelto rígido y frágil?
Estas y otras preguntas rondan estos últimos días mi cabeza. Y es que no es agradable ver que todo el amor inicial dedicado al trabajo desaparece conforme aparece un sentimiento de agobio y carga negativa. Obligación, casi. ¡Ag!, malvada palabra. ¿Qué narices pasa? Sé que todo el amor, ganas, ilusión e implicación están ahí, aguardando en lo más profundo de mis adentros. Pero, ¿aguardando qué o a quién? ¡El proceso es ya! ¡Heme de despojar ya de esa fea y pesada máscara que tanta pena y nostalgia produce!
Pero claro, ¿no es imposible "hacerse producir" a sí mismo un sentimiento de amor voluntario? ¡Qué modo tan despreciable y artificial, el forzarse a sentir!
En fin. Aguardaré, a ver qué pasa.
Sí es cierto, no obstante, que una potente y negativa masa ayuda a provocar ese estado de desánimo en el trabajo. La masa opresora, que no hace sino afilar las garras a la espera de una presa a la que pisotear, una masa en constante carrera por ascender. Y para ello, lo que importa no es el proceso, sino el resultado. Vaya pena.
Y es que me veo afectado en primer grado respecto a esto. Quizá sea una simple y pesimista visión, algo de fragilidad y ensimismamiento. Pero también puede que sea el resultado de observar. Porque trato de observar lo más profundamente posible, pero no hago sino encontrar grandes y oscuras brechas que se abren ante mí como si de abismos se tratara. Y es un fastidio. Porque es difícil estar con individualidades tan desastrosamente potentes. Y porque ya vale con los pisoteos.
Y, no conforme con esto, otro gran tema me presiona agudamente. El blog. Porque me es difícil escribir con esas ganas del principio. Y porque lo que escribo, es necesario mientras que sobra. Y es que no dejo de ser un joven alumno con muchas aspiraciones, pero con pocos conocimientos. Y el laberinto me viene muy grande. Y yo sólo abarco un 1% de él, si llega. Porque hay muchas cosas que contar, pero a la vez son pocas, o ninguna. Y porque lo que cuento son pequeñeces ajenas a una sociedad opresora encaminada al fracaso.
Porque me he dado cuenta de que mi blog está sumido en un camino donde reina la inexistencia del lector. O, mejor dicho, del opinante. Y es que vosotros sois el futuro espectador, quizá ya el actual. Y no me gusta notar pasividad en ello. El principal objetivo del blog cuando lo hice, aparte de propias razones, venía a ser el intercambio de opinión y la discusión sobre temas que, de alguna forma, interesan a todo lector de "arteivida". ¿Es que el lector de este blog no tiene nada que decir? ¿No tiene nada que defender? ¿No tiene nada que, en definitiva, abordar?
Este no es un blog pasivo, sino activo. Y creo que se tratan temas que dan bastante de qué hablar. ¡El proceso es ya! No os convirtáis en átomos pasivos, por favor. Tenéis mucho que decir, y cosas más que interesantes. Porque el arte no es nada sin vosotros. Porque el arte nunca te deja indiferente.
Y, en fin, así es como se siente un joven y pequeño aspirante a actor a estas alturas del proceso.
Sergio
Bueno, en principio te digo que como lector del blog me he sentido mal por no haber participado antes en ninguna entrada. De cualquier manera, mejor tarde que nunca. Comprendo, y comparto un sentimiento parecido (aunque no, obviamente, el mismo). Es cierto que cuando un sueño comienza el camino hacia su realización pierde esa pasión inicial, y me corrijo, no la pierde... la abandona más lejos de donde estaba... hasta que nos llega a ser casi imposible sacarla a flote por mucho que excavemos. Pero yo me cuestiono... incluso cuando el "sueño", o mejor dicho el mediocre camino que quiere llevarnos hacia la realización de éste, termina... ¿no nos sentiremos todavía incompletos? ¿y no sentiremos que a pesar de todo el esfuerzo nos quedan tantas cosas por aprender... que ni siquiera sabemos si ha merecido la pena el camino? Es una reflexión que a menudo también he hecho, siempre, para mí mismo, y nunca compartida.
ResponderEliminarDe cualquier manera... la masa en busca de competencia (que necesita esta competencia para reafirmarse a sí misma), no puede ser más feliz que alguien que si ha de pisotear a alguien es tan sólo a sí mismo, en busca de superación personal... o si se me permite, en busca de otro propósito todavía aún más complicado y "decente": la búsqueda a toda costa de esa pasión y sentimiento inicial que nos daba las fuerzas para emprender el camino, y que en ocasiones cuesta tanto encontrar para que nos siga guiando con la misma fuerza que nos llevó a emprender el "proceso" del que hablas.
Hasta aquí mi aportación.
Un beso,
Álex.
aunque nunca escriba, siempre te leo. y reconozco a tus profesores, porque yo los tuve también en la ESADCYL. y creo que la primera cosa que has de hacer es tener paciencia y seguir escribiendo. te leemos muchos más de los que crees.
ResponderEliminardesde luego, se nota dónde estudias, lo mucho que tus profesores se vuelcan con vosotros. me acuerdo de Martínez-Abarca, Conejero, Adrián Pradier y muchos otros... veo que siguen haciendo de las suyas.
Una graduada por la ESADCyL (promoción del 2010)
Compañero, recuerda que nunca dejarás de aprender. NUNCA.
ResponderEliminarEres un melancólico (no te preocupes, no es nada malo), no puedes evitarlo.
;)