Arte y Vida

Arte y Vida

lunes, 9 de abril de 2012

El amor es mucho más exigente que cualquier autoridad.

Sé que no tengo vergüenza, pero prometo que sacar este último mes una horilla para actualizar el blog ha sido sangrante. Aunque contento, he de decir (y lo hago sin exagerar) que el nivel de trabajo en el que me encuentro ahora mismo es impresionante. Acumulo cansancio físico desde hace bastante tiempo y mi cuerpo ya no responde como lo hacía antes. De veras, estoy comenzando a usar las reservas de energía. Espero que den de sí (aprovecharé esta santa semana para cargarlas).

He pasado por alto un mes intenso pero increíble a la vez, un mes turbulento, sin duda. Y ¡ay!, amigos, cuanto ha de desear un actor la turbulencia. Ha sido un mes, podría decir, feliz, pues la turbulencia se debe a la cantidad de dardos que me han estado pasando por las narices, y no sabéis lo divertido que ha sido intentar cogerlos todos. Y algunos he cogido, desde luego.

A destacar tres gigantes dardos:

- El proyecto en el que me involucré para el Día Mundial del Teatro el pasado 27 de marzo, sumergiéndome en una pequeñita versión de La ópera de tres centavos de Brecht en el que he de decir que, si es cierto que me ha estado robando mucho tiempo para mis principales preocupaciones (véase la carrera) también puedo decir que he aprendido mucho, he evolucionado mucho y, en particular, he profundizado más de lo que imaginaba en el ámbito de la voz del actor en todas sus variantes (creación de personaje; canto; etc.), tanto desde el punto de vista técnico como creativo. Cuando el cuerpo está involucrado al 100% en la acción, la voz aparece. Esta no es el resultado de ningún cálculo lúcido sino que lo es de la totalidad del cuerpo puesto en acción. En fin, mucho trabajo, pero desde luego satisfactorio.

- El paseo con mi amado Hamlet. Y no tan amado, perdónenme. He de reconocer que le he soltado varias veces de la mano durante este último mes. Y a mi pesar, porque prometo que ha sido inconscientemente (tantos dardos me han vuelto loco. Y el de Brecht era tan grande que me tenía absorbido). Pero aún así estoy descubriendo cosas fabulosas. Creo que por ello mi relación con Hamlet está siendo últimamente más amarga, porque -sí, señores- ¡¡¡no le entiendo!!! No entiendo nada de lo que hace, ni por qué lo hace. No hay dos cosas que se unifiquen en aras a un único camino sino que todas si bifurcan, y ni siquiera lo hacen en paralelo sino que además lo hacen en opuesto. "¡Estoy harto! Eso me ha vuelto loco." De veras, intento tomármelo con calma pero mi nivel de desesperación aumenta día a día.
Tengo algunas semanas más para ponerme en el nivel que he estado dejando pasar durante estas últimas semanas. ¡Claro, no todo en este blog iba a ser alegría! Estoy muy por debajo de donde debería estar y no pienso permitírmelo. No voy a pasar por alto mi viaje por este precioso y sangrante mundo porque no me lo perdonaría. "¿No querías ser actor? Pues te jodes", Sergio.

- Toda esta turbulencia no podía ser menos sin un gran acontecimiento que no hizo sino dejarme en standby, la visita de Blanca Portillo, Asier Etxeandía y José Luis Torrijo a mi Escuela. Pasaron por Valladolid con motivo de la representación de La avería, obra dirigida por Blanca Portillo, de la que fue ayudante de dirección mi profesor de Interpretación. Y, en fin, qué decir. Creo que Blanca Portillo es la mujer más enamorada y apasionada por lo que hace que conozco. Inteligente donde las haya, se sacrifica por su trabajo hasta decir basta, y se nota. Prometo no haber visto una obra de teatro textual mejor que La avería en la vida. Qué historia tan espeluznante y qué actorazos defendiéndola (y aquí tengo que hacer un especial apunte diciendo que, de lo que he visto hasta la fecha, Asier Etxeandía supera los límites. Fue increíble). Recomiendo a todo el mundo, si se tiene la oportunidad, ir a visitarla, de verdad.

Y podría estar hablando mucho más, pero no quiero aburrir. Además, estoy escuchando a Beethoven y no querría que pensase que no le estoy prestando mucho oído.

Tomaré los días que me quedan de esta santa semana para cargar pilas, porque no se es bueno ni malo; ni trabajador ni no trabajador; ni guapo ni feo; sólo se tiene amor (o no se tiene), como nos venía recordando Blanca Portillo al principio de esta entrada. Lo demás viene tras esa gran pasión.

Sergio

No hay comentarios:

Publicar un comentario