Arte y Vida

Arte y Vida

sábado, 17 de diciembre de 2011

De cero a uno hay un infinito.

Ya hablaba hace un par de semanas con una compañera de clase que si el año pasado constituyó nuestro "renacimiento" como personas no sólo de teatro, este va a constituir el "descubrimiento" de lo que somos y no somos, de lo que tenemos y lo que nos falta. O al menos esa es mi impresión.

Y es que, visto en frío, el renacimiento constituye algo más bien cómodo, bonito y agradable, porque pasar de la nada al algo es una cosa más que reconfortante, porque si es cierto que descubres muchas cosas, la mayoría no son difíciles de asimilar, y es que entrar en el aula vacío y salir con cuatro grandes bolsas llenas de cosas no puede dejar de sorprenderte y de sacarte una sonrisa placentera. Renaciendo he tomado mi primer contacto con este mágico mundo en el que estoy metido, y he visto que todas las posibilidades de las que me nutro ya no sólo como estudiante de Arte Dramático sino como persona son inmensas y maravillosas.

Pero esta línea de acción, si no es que desaparezca, sí disminuye. Si es cierto que Miguel Ángel murió "todavía aprendiendo", también es verdad que la sensación de descubrir un nuevo mundo no es algo que nos es brindado todos los días. No puedo esperar de mi carrera (por usar un sustantivo común) una sorpresa, comodidad y alegría constantes, porque existen jornadas más o menos planas, más o menos complejas y más o menos especiales. Lo que tengo que apreciar es que cada jornada es nueva y, necesariamente, he de encontrar aunque sea un granito de oro entre millones de granitos de arena, porque lo hay. Y sólo apropiándome de ese granito y guardándolo en bolsas llegaré a juntar muchos de ellos.

La magia en mi trabajo está, y es lo que me hace sentirme especial (¡qué suerte tengo!, pienso); el esfuerzo y las ganas por conseguir alcanzar mis sueños están, y es lo que me hace sentirme más especial (¡cuánto más de suerte tengo!, pienso). Porque si hay algo en mí de lo que esté especialmente orgulloso es que mientras mi cabeza se ocupa de soñar, siempre con los pies en el suelo, mi cuerpo está en un trabajo constante por conseguirlo. Y hasta ahora he sido afortunado. Al menos en lo que más quiero en esta vida, que es lo que algunos llaman teatro.

A veces pienso que es mi único acompañante fiel, porque es el único que no habla de él, de él y de él, sino que me escucha y me nutre. Anda que si me nutre: solo con esto me es imposible no sacar una pequeñita sonrisa y una pequeñita lágrima de emoción: Alegría. ¿Alguien puede decirme que esto no es mágico? Cuando acudo a este vídeo algo dentro de mí se mueve. Cuanto amor se ve, y cuanto de recompensa al ver a la gente sonreír...

Es imposible no sentirme afortunado. Os aseguro que tengo ahí guardado, en mis sacos, imágenes tan bellas que absolutamente nadie va a poder robarme. Lo único que quiero hacer es compartirlas.

Y lo pienso hacer. Soy una persona inteligente.

Hace casi un año salía de una tutoría con una persona muy especial. Me sentí volar. Estoy seguro de que ese día pude parar el mundo, porque toda la energía del mismo se concentró en mi estómago. Vale, no os chivéis, sé que sólo fue una sensación. Pero una de las mejores que he tenido en la vida.

Este año sé que de cero a uno hay un infinito. Y que de uno a dos sólo la mitad. Gracias, Carlos.

Sergio

2 comentarios:

  1. Jamás cuestiones tu inteligencia o, mejor dicho, tu sabiduría. Y si algún día lo haces, relee lo que escribes.
    Ya sé que me repito, pero no sabes qué ganas de abrazarte me dan cada vez que te leo.

    Eres un artista, desde adentro, desde tus entrañas, de corazón. Y yo lo supe antes que nadie!
    :)

    Te quiero, pequeño.

    ResponderEliminar
  2. Eres genial, :)

    No dejo de soñar con ese primer plano en París, ^^

    Te quiero!

    ResponderEliminar