No puedes conectar los puntos hacia delante. Solo puedes conectarlos hacia atrás.
Esta ha sido una semana especialmente dura, pero gratificadora en todos los aspectos. Tengo que hacer un poquito de propaganda del grupo de teatro profesional Valquiria Teatro, formado por ex alumnos de mi Escuela, quienes estrenaban este fin de semana en Valladolid su primer proyecto, dirigido por mi profesor Carlos Martínez Abarca, El premio del bien hablar, de Lope de Vega.
Me pidieron el favor de que grabara, junto a una compañera, la obra de teatro este fin de semana, y lo hice verdaderamente encantado. Tras acercarme un par de días durante esta semana a los ensayos de la obra, no podía salir de otra forma sino alegre y maravillado por lo que veía.
Necesitaba asentar los pies y echar raíces al suelo recordando el motivo por el que estoy aquí estudiando Arte Dramático, porque pasa una cosa y es que cuando pierdes el rumbo, cuando tu objetivo se emborrona y no sabes dónde dirigirte, el camino se hace más duro y complicado. Pero vaya, que estos ensayos fueron verdaderamente esclarecedores para mí, ¡vaya que si lo fueron! Contemplar a antiguos compañeros trabajar a fondo en lo que aman para llevar a escena un gran montaje, es simplemente fantástico.
Yo he hecho teatrito desde los cinco años y hasta entrar en la carrera y, aunque parezca mentira, ese nosequé que se crea cuando estás montando una obra de teatro y, finalmente, acabas presentándola, se me había olvidado, pues llevo dos años sin sentirlo. Y, de verdad, que he sentido esta obra como mía, porque cuando veía a mis compañeros no veía sino la imagen de lo que, con un poco de suerte, quiero intentar alcanzar de aquí a un par de años.
Además de que los ensayos fueron espectaculares, pues hasta ahora no había estado en un ensayo de teatro profesional, y desde luego la diferencia con mis clases es abismal, entre otras cosas porque nos encontramos en un punto en que nuestro principal cometido es encontrar simplemente la organicidad en escena: el trabajo de escucha; de reacción; de uso del texto para conseguir; etc., siempre desde la creación de personaje. Pero lo que vi, obviamente, no solo se basaba en un trabajo técnico personal sino que estaba enfocado al resultado, a la muestra ante un público: estaba ante un proceso creativo donde vi radicar todas las competencias que estoy adquiriendo, cohesionar todos esos puntos que vamos dejando en el camino. Adjunto tres breves vídeos sobre el proceso de ensayos de danza, lucha escénica y un pase del tercer acto. Motivador, ¿eh?
Y, aunque suene exagerado, me quedo con la misma o mejor sensación con que me quedé hace un año viendo otro proyecto de ellos, Escenas Mínimas, e insisto en que si cuando termine la Escuela salgo con esas capacidades, puedo sentirme muy afortunado. No es fácil ver proyectos de tan buena calidad, en ninguno de los aspectos (o yo, al menos, no me topo con ellos).
El espectáculo fue, sin duda, impresionante. Y los actores, desde el parecer de un chico de segundo de Interpretación, geniales. Muchas gracias por habernos hecho disfrutar de vuestro trabajo.
¡Y mucha suerte!
Sergio
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