¿Cómo poder acceder a la Divinidad si ésta nos es inaccesible?
Durante la época Medieval, que recorre más de mil años de historia, se reconoce la absoluta trascendencia de Dios, apareciendo el cristianismo. Así, durante esta etapa, pensadores y teólogos comenzaron a investigar alguna forma de alcanzar la Divinidad, al menos aproximarse.
Se creía, como en Grecia y Roma, que entrar en contacto con un Dios, ya fuera mirándolo o tocándolo destruía a la persona. Según Aristóteles, estar ante un Dios podía causar la muerte por no estar preparado para estar ante un ser superior. Así, griegos y romanos, en las fiestas en honor a algún Dios trataban de llegar al éxtasis (éxtasis=estar fuera de sí, o lo que es lo mismo, entusiasmarse=théos, Dios, es decir, a través de estar fuera de sí (entusiasmarse), llegaban a estar dentro del Dios, o viceversa) a través del propio ritual y el vino (para estar fuera de sí se emborrachaban). Así, al día siguiente, "como consecuencia de haber estado dentro del Dios", llegaban los vómitos, etc. (resaca).
Volviendo al Medievo, ¿cómo poder entonces encontrarse con Dios sin sufrir?
Fue Dionisio de Areopagita quien, en el s. V, comienza a indagar en el alma humana (pues si hay algo en el hombre que se parezca a la Divinidad, será el alma). Y será San Agustín quien más tarde hablará de éste alma, diciendo que se mueve: o de forma circular, o de forma rectilínea o de forma helicoidal.
En el movimiento circular, el alma se cierra dando círculos en torno a sí misma (se cierran los sentidos), preguntándose por Dios y descubriéndose a ella misma como ajena a todo lo que cambia, ajena al cuerpo (el mundo sensible).
Y mientras seguía explicando mi profesor de Historia, yo pensaba: Según el movimiento circular del que hablaba San Agustín, el alma llega a lo Divino a través de cerrarse al mundo sensible. Sin embargo, por lo que me explicó antes de vacaciones, Kant habla de un tercer espectador que contempla un cuerpo sensible bello, quedándose completamente embelesado (suspendido de sentidos), interiorizándose en sí mismo y desconectando automáticamente con el mundo sensible a través de la belleza que le cautiva. Y pensaba: Para cerrarse a lo sensible, ¿no podría ser quizá a través de ello, usándolo como puente?
¡Justo eso explica el movimiento rectilíneo del alma! En vez de entrar el alma en sí a través de cerrarse al mundo sensible, lo hace desde las cosas que la rodean, elevándose a lo superior a través de ellas, pues el mundo sensible en su totalidad, simboliza el mundo Divino (como decía Platón, en el mundo de las ideas reside la perfección, siendo la cúspide del mundo sensible, es decir, en el mundo de las ideas reside la perfección de las cosas que habitan el mundo sensible).
¡Y es que vienen a decir lo mismo! Divinidad, mundo de las ideas, belleza...
La cuestión es que a través de lo que percibimos con los sentidos (véase Tocata y Fuga de Bach, por ejemplo) podemos llegar a ese estado "x" de placer máximo, placer máximo que se interioriza en lo más profundo de nuestro alma, dejando de ser conscientes entonces de todo lo que nos rodea.
Sergio
listísimo!
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