Arte y Vida

Arte y Vida

miércoles, 20 de abril de 2011

El zoo de cristal.

Amanda. ¿Adónde vas?
Tom. Al cine.
A. [...] ¡No pienses en nosotras, una madre abandonada, una hermana soltera, coja y sin trabajo! ¡No dejes que nada se interponga en tu placer egoísta! ¡Vete, vete, vete al cine!
T. ¡De acuerdo, me voy! ¡Cuanto más me grites y me llames egoísta, antes me iré, y no estoy hablando del cine!
A. ¡Pues vete! ¡Vete a la luna, soñador egoísta!

Tom sale por la escalera de incendios dando un portazo. Laura grita asustada. La música del Salón de Baile sube de volumen. Tom se queda en la escalera de incendios, agarrado a la barandilla. La luna asoma entre las nubes de tormenta, iluminando su rostro.

T. No me fui a la luna, sino mucho más lejos, porque el tiempo es la mayor distancia entre dos lugares. No mucho después de que me despidieran por escribir un poema en la tapa de una caja de zapatos, me marché de St. Louis. Bajé los escalones de esta escalera de incendios por última vez y seguí, a partir de entonces, los pasos de mi padre, intentando encontrar mediante el movimiento lo que estaba perdido en el espacio. Viajé mucho. Las ciudades pasaban por delante de mí como hojas marchitas, hojas de brillantes colores pero arrancadas de sus ramas. Me habría detenido, pero algo me perseguía. Siempre me asaltaba cuando estaba desprevenido, me atacaba por sorpresa. A veces era una canción conocida, otras, una figurita de cristal. A veces voy andando por una calle, ya de noche, en una ciudad extraña, antes de encontrar a alguien con quien salir, y paso por delante del escaparate iluminado de una perfumería. El escaparate está lleno de objetos de cristal, de pequeños frascos transparentes de delicados colores, como trozos de un arco iris hecho añicos. Y, de pronto, mi hermana me pone la mano en el hombro. Me vuelvo y la miro a los ojos. Oh, Laura, Laura, intenté olvidarte, pero soy más fiel de lo que creía. Saco un cigarrillo, cruzo la calle, me meto en un cine o en un bar, bebo, hablo con el primer desconocido... ¡cualquier cosa con tal de apagar tus velas!

Laura se inclina sobre las velas.

¡Porque hoy el mundo está iluminado por el relámpago! Apaga tus velas, Laura... Adiós...

Laura apaga las velas.

Sergio

No hay comentarios:

Publicar un comentario